libros y más libros (II)

Y unos cuantos más…

  • Toda la belleza del mundo – Jaroslav Seifert
  • Confieso que he vivido – Pablo Neruda
  • Cuentos de la Mala Strana – Jan Neruda
  • El alma se apaga – Lajos Zilahy
  • El jugador – Dostoievski
  • Hambre – Knut Hansun
  • Suave es la noche – Scott Fitzgerald
  • Déjala que caiga – Paul Bowles
  • El capitán Richard Burton – Edward Rice
  • París era una fiesta – Ernest Hemingway
  • Los Buddenbrock – Thomas Mann
  • Juventud sin dios – Ödon Von Horváth

Seguiremos leyendo… y como dijo Emily Dickinson:no hay mejor fragata que un libro para llevarnos a tierras lejanas.

Robinson Crusoe

Somos tristeza, por eso la alegría es una hazaña – Mario Benedetti

Existe un personaje en La piedra Lunar de Wilkie Collins que tiene una particular manera de resolver sus dudas vitales: acude a las páginas de Robinson Crusoe mientras disfruta de su pipa. Y no tiene reparos en afirmar

…en mi opinión otro libro como ese que se titula Robinson Crusoe no ha sido ni podrá ser escrito jamás

No soy aficionado al tabaco en pipa, pero sí dispongo de una copia barata del libro de Daniel Defoe. Ayer me decidí a probar y buscar respuestas en él. Después de un rato leyendo me encontré con el siguiente párrafo

…he sido, en todas las circunstancias de mi vida, un vivo ejemplo para aquellos que padecen de esta plaga general de la humanidad, de donde proceden, a mi entender, la mitad de las desgracias. Me refiero a aquellos que nunca están satisfechos con las circunstancias que Dios y la naturaleza les han destinado

Desde este momento comencé a convencerme que era posible que fuese más feliz en esta situación solitaria y abandonada de lo que hubiese sido en cualquier otrat circunstancia particular y con este pensamiento iba a dar gracias a Dios…
-¿Cómo puedes ser tan hipócrita y fingirte agradecido por una situación de la cual deseas ser liberado de todo corazón, por grandes que sean tus esfuerzos para resignarte a ella?

La lectura no me estaba ayudando demasiado. Así que recurrí a la medicina de choque más potente que conozco: un poquito de Django, otro poco de Led Zeppelin y para rematar una pizca de Cumbierita intelectual de Johansen:

¡como nuevo, oiga!

llaves

Instintivamente, llevas la mano derecha al bolsillo para sacar unas llaves que no encuentras. Entonces recuerdas que esa casa ya no es la tuya. Hace casi un año que vives en otra ciudad. Miras a tu alrededor rápidamente, tratas de encontrar las diferencias: nada ha cambiado. Ahora miras todavía más rápido en tu interior: tienes la sensación de haber avanzado muy poco. Llamas al timbre, esperas un rato y la voz de un amigo te pide que entres. La fiesta acaba de comenzar y la gente llega poco a poco. Te alegras de ver muchas caras conocidas, otras todavía son un misterio. Te pones una copa, sales al balcón y charlas con alguien que lleva ahí un buen rato observando la calle. Huele a primavera. Vuelves dentro y decides pinchar algunas canciones. Caes en la tentación y haces sonar fragmentos de la banda sonora del piso. Después te pones a bailar. Las horas pasan alegres.

Al final de la noche chocas con alguien en el estrecho pasillo. Notas que algo se te clava en la pierna. Llevas la mano al bolsillo derecho. Allí están de nuevo…

anhelo de viaje

carguero

«En cuanto me veo haciendo mohínes enfurruñado, si noto en mi alma las húmedas brumas de noviembre, siempre que me veo parándome involuntariamente antes las funerarias, o agregándome al cortejo del primer entierro con que tropiezo, y particularmente cuando la hipocondría me domina de tal forma que necesito de fuertes principios éticos para no lanzarme a la calle a quitarle a golpes, metódicamente, los sombreros a la gente… entonces, ya sé que es tiempo de embarcarme en cuanto pueda.»

Moby DickHerman Melville