regálame un mapa

Para aquellos que aman más el viaje en sí que el destino, los que sonríen como pequeños cuando el tren comienza a moverse y, sobre todo, aquellos a los que les gusta soñar desplazando un dedo por encima de un mapa: World Maps

adiós, al colegio adiós

Ayer, antes de acostarme asomé la cabeza por la ventana. Había unas cuantas gaviotas volando por encima de los tejados y hacía un poco de frío. Empecé a cerrar la ventana y en ese momento escuché voces jóvenes cantando. Al principio no entendía lo que decían, pero sí reconocí la melodía de Go West. Conforme se acercaban a mi casa pude distinguir la letra:

Adiós, al colegio adiós…
Adiós, al colegio adiós…

Claro, un 22 de mayo… tienen 17 años y han terminado el colegio para siempre. Intenté recordar aquel día en mi vida y mis sueños de entonces. Me propuse encontrar sólo una cosa que fuese completamente diferente a aquella época y otra completamente igual. Ya en la cama, empecé a dar vueltas y más vueltas a este y muchos otros temas. Al final, después de más de una hora pensando, me quedé dormido. Y, cómo no, volví a soñar con olas gigantes.

¡Con lo bien que dormía yo cuando tenía 17 años!

grandes olas

Siempre he soñado con grandes olas que se acercan a la ciudad. Nunca he tenido miedo porque las observo desde una situación privilegiada, desde un punto elevado no muy bien definido y, de alguna manera, sé que los edificios en peligro no están habitados.

Esta noche han vuelto a aparecer: se acercan muy lentamente y me hallo en una especie de construcción inmensa de aspecto circular, con un balcón exterior muy estrecho que comunica estancias pequeñas y vacías. Cuadrillas de trabajadores se afanan en el acondicionamiento del edificio, como si un gran número de personas fuera a mudarse muy pronto a esa colmena gris. Me asusto y pienso que quizás sea preferible encontrarse esperando a la gran ola allá abajo…