días de verano

Ha llegado el verano a mi ciudad. Ya son tres días seguidos con sol, playa y cuerpos morenos. Y a mí también me ha llegado la jornada de mañana, con lo cual el tiempo para el ocio ha aumentado. Sin embargo no grabo nada, no escribo nada… de hecho, procuro estar muy poco en casa y reparto el tiempo tirado en una toalla, bañándome en el mar, leyendo un libro de poco a poco y dejando las tardes y noches para las cañas con los amigos. Sí, ya sé que puede parecer una vida poco espiritual, pero de eso va mi verano: un verano ameba. Ya le daremos vueltas a la vida (por todos los lados) durante el invierno. Así que aquí van unos cuantos apuntes de estos días:

Simplifica. Unas chanclas, un bañador, una camiseta y toalla. Si vas con los amigos no olvides el balón. Y volvemos a nuestros 14 años aunque alguno ya tenga hijos corriendo por el mundo. Que si mira aquella chica que va por ahí. Anda que el figura que va con ella, menuda pinta de chulimangui. Ehh vosotros, ¿queréis entrar en la pachanga, que nos hacen falta dos?. Que si eso ha sido gol. Y una mierda que pegó en el poste por fuera. Ya me has vuelto a lesionar animal, me voy al agua. Pera que yo también voy. Jajaja, deja de disimular dando vueltas como una boya que se ve a millas que estás meando…
Al final del día, cuando se está poniendo el sol y la luz crea pequeños milagros en la superficie del mar, Daniel siempre sentencia: este sí que es el mejor momento de toda la semana. Y el resto asentimos en silencio.

Lecturas. La playa ha sido testigo de cómo terminaba David Copperfield. Dickens sigue teniendo un puesto privilegiado en mi corazón. Me encantan sus descripciones, su humor y cómo es capaz de presentar en un simple párrafo a dos hermanas ancianas solteronas y al «pretendido» pretendiente de una de ellas:

Más tarde descubrí que la señorita Lavinia era una autoridad en asuntos del corazón, debido a la existencia en el pasado de un tal señor Pidger, que jugaba al whist y que, según creían, había estado enamorado de ella. Mi opinión personal es que se trataba de una suposición gratuita y que el señor Pidger era inocente de semejante sentimiento, que aparentemente jamás exteriorizó en modo alguno. Pero tanto la señorita Lavinia como la señorita Clarissa creían que habría declarado su pasión si no hubiera muerto prematuramente (casi a los sesenta años) por abusar del alcohol, y por tratar de compensar esta debilidad bebiendo cantidades ingentes de agua de Bath. Tenían incluso la vaga sospecha de que aquel amor secreto lo había matado; aunque debo decir que había en la casa un retrato de él, con una nariz carmesí que no parecía especialmente proclive a ocultar nada.

Música. Y para terminar, subo una versión de una canción de Kevin Johansen que nos acompañó durante un viaje por tierras escocesas hace ya dos años.

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mala

Y hoy subo otra de mis canciones: una a la que tengo muchísimo cariño y lleva conmigo casi dos años. Espero que os guste.

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no hay problema

Viendo el nuevo anuncio «El toro» de Martini, he recordado una canción de un disco de Pink Martini llamada «No hay problema» que le pegaría muy bien.
Me he animado y he grabado una versión sencilla…

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vintage

No se trata de una canción, sino de un soniquete repetitivo que añade ecos «vintage». Está hecha para ser escuchada con poquita voz y para cortarla antes del fin porque es bastante repetitiva. Pero aún así la subo…

daft punk revival

Es curioso: desde hace una o dos semanas escucho bastante a menudo a Daft Punk. Lo llevo en el «mp3» e inevitablemente saltan las canciones cuando paseo o hago deporte. Y de repente, en el mundo de los vídeos frikis surge este personaje con sus manos y el Harder, better, baster, stronger. Aunque parezca una payasada, no cortéis antes del primer minuto…

Pero la verdad es que estoy prendado de otras dos canciones de este grupo: Veridis Quo y Something about us. La primera es repetitiva, con cierto aire retro (esas flautas con sonido a juego antiguo de ordenador) y, sin embargo, muy resultona. Y la segunda tiene una base rítmica muy, pero que muy sexy-funky. Que las disfrutéis…

la próxima vez que escuches a Borodin…

La próxima vez que escuches a Borodin de Charles Bukowski

La próxima vez que escuches a Borodin
recuerda que sólo era un químico
que escribía música para relajarse,
su casa estaba llena de gente:
estudiantes, artistas, borrachos, vagabundos,
y él nunca sabía cómo decir:no.
la próxima vez que escuches a Borodin
recuerda que su esposa usaba sus composiciones
para forrar la caja del gato
o para cubrir jarras de leche agria;
ella tenía asma e insomnio
y lo alimentaba con huevos hervidos
y cuando él quería taparse la cabeza
para acallar los sonidos de la casa
ella sólo le permitía usar la sábana,
además, siempre había alguien en la cama de él
(dormían separados, cuando dormían)
y como todas las sillas solían estar ocupadas
a menudo dormía en la escalera
envuelto en un viejo chal
ella le decía cuándo cortarse las uñas,
no cantar, o silbar, o poner demasiado
limón en el té, o apretarlo con una cucharilla
Sinfonía n° 2 en Si menor.
Príncipe Igor
En las Estepas de Asia Central
él sólo podía dormir poniéndose un
pedazo de trapo oscuro sobre los ojos
en 1887 concurrió a un baile
en la Academia de Medicina
vestido con el traje de fiesta nacional
al final, parecía excepcionalmente alegre
y cuando cayó al piso
creyeron que se hacía el payaso.
la próxima vez que escuches a Borodin,
recuerda…

high and dry

Ratoncito versioneando a Radiohead con un mi menor, un sol y un re: menuda sencillez

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be alright

Otra nueva canción hecha esta tarde de domingo (con el lógico descanso para tomar unas cañitas con los amigos). Rockerilla y poco original: al principio espesa y con «batiburrillo» de guitarras no muy bien ecualizadas. Al final mejora la cosa y dentro de poco ya me llamarán para el Monsters of Rock 🙂

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cine, muelas y bailarines tamiles

Voy a hacer de esta anotación un pequeño cajón de sastre. Así que saltaré de un tema a otro y puede que entre sí tengan poco que ver…

Little Miss Sunshine

Así, en negrita y que se lea bien, porque esta película me ha dejado un recuerdo parecido al de un olor querido o añorado. Cinco personajes opuestos, cada uno con su propio sueño o desengaño: un abuelo yonqui, un matrimonio que no pasa sus mejores momentos, un tío experto en Proust recién salido de un intento de suicidio, un adolescente que no habla para probar su fuerza de voluntad y una niña que se prepara para un concurso de belleza. Un fin de semana y un viaje en furgoneta para que la pequeña pueda ganar el concurso. A partir de ahí la vida con sus alegrías y penas. Y al final una enseñanza que huye de este mundo que se nos quiere imponer de ganadores y perdedores. No quiero decir más: por favor, tenéis que verla.

Donnie Darko

Esta semana me han quitado una muela del juicio. El primer día casi no pude dormir por las molestias, así que a eso de las tres de la mañana me levanté y puse una película. Y el inicio de Donnie Darko tiene la consistencia de un sueño placentero. La música inicial de Michael Andrews parece una tela de araña que te va envolviendo poco a poco. Quizás esa sensación tuviera su origen en las medicinas que me recetó el dentista para el dolor, o quizás en la hora intempestiva. Pero lo cierto es que se trata de una banda sonora fantástica.
Donnie :¿por qué usas ese estúpido traje de conejo?
Frank: ¿y tu por qué usas ese estúpido traje de hombre?

La melodía que cierra la película es digna de escuchar. Se trata de la canción Mad World de los Tears for Fears en versión de Gary Jules. Puedes escucharla aquí