preciso me encontrar

Deixe-me ir, preciso andar
vou por aí a procurar
rir pra nao chorar

quero assistir ao sol nascer
ver as aguas dos rios correr
ouvir os passaros cantar
eu quero nascer, quero viver

deixe-me ir preciso andar
vou por aí a procurar
rir pra nao chorar

se algum por mim perguntar
diga que eu so vou voltar
quando eu me encontrar

quero assistir ao sol nascer
ver as aguas do rio correr
ouvir os passaros cantar
eu quero nascer, quero viver

deixe-me ir, preciso andar
vou por aí a procurar
rir pra nao chorar

Escucha la canción de Cartola aquí

velada musical

Viaje de trabajo a Amsterdam. Una empresa nos invita a una fiesta privada. Un local de lujo. Camareros y camareras jóvenes con antifaces. Y una banda de jazz en directo. Poca gente hace caso a los músicos. Y yo hago poco caso a la gente. Van cayendo temas: My funny valentine, When you’re smiling, I’ve got you under my skin, Summertime, I get a kick out of you, I’m just a gigolo.

Al principio nadie aplaude. Así que tímidamente aplaudo al final de la segunda canción y algunos me acompañan. El bajista me hace un gesto de agradecimiento moviendo ligeramente la cabeza. A las cuatro o cinco canciones ya hay gente bailando. Inevitablemente recuerdo muchas cosas, como siempre que suenan estos temas.

Pero unas notas conocidas y extrañas a este ambiente me sacan lentamente del ensimismamiento. Están tocando una versión jazzie de Jump. No me puedo creer que una canción tan rockera como el Jump de Van Halen suene tan bien así. Y de ahí pasan a un swing trepidante. Todavía me sorprenden unas cuantas veces más (Wonderball, King of the road) y al final nos premian con unos bises.

Al terminar la fiesta cogemos un taxi para regresar al hotel. Voy mirando por la ventanilla los canales y me fijo en algún que otro ciclista nocturno. Pienso en la velada. Pienso en esos directores generales. En todos esos comerciales agresivos. Pienso en su poder. Sigo pensando y me pregunto a quién admiro más. Y lo tengo muy claro: a un muchacho alto y elegante vestido con traje de raya diplomática, zapatos negros brillantes y con una sonrisa de felicidad en la cara que roza la afrenta.

¿No se estaría riendo de todos nosotros aquel pianista?

baby I’m a lost cause

Llevo unas cuantas semanas enganchado a una canción de Beck llamada Lost Cause. Ese estilo acústico y voz cansada me encantan. De hecho, la canción que subí ayer intenta conseguir un sonido de guitarra semejante. Así que pongo el vídeo para que lo disfrutéis vosotros también.

glósóli

Videoclip rodado en Islandia y muy adecuado para acompañar la inclasificable música de Sigur Rós. Comparte cualidades con ciertos sueños recurrentes. Hermoso final: ¿saltará?, ¿no saltará?…

haruki murakami

Supongo que llego tarde, pero no puedo evitar escribir una entrada para recomendar los libros de Haruki Murakami. Comencé a leer «Kafka en la orilla» y desde el primer capítulo supe que me encontraba ante algo muy especial. Y quizás leer no es la palabra correcta: devoré las páginas del libro de una manera compulsiva. Después vino «Tokio blues» (lo terminé ayer) y ya estoy pensando en continuar con más obras. Tal y como comenta Rodrigo Fresán en una contraportada «su modo de narrar tiene algo de hipnótico y opiáceo». Además sus libros nos hablan de otros libros ya que sus personajes suelen ser bastante aficionados a la literatura y a la música. Al parecer Haruki regentó durante ocho años un bar de jazz en Tokio y en sus novelas encontramos referencias que van desde los Beatles, a Beethoven pasando por Miles Davis o Jobim. Incluso me encontré con una figura que toca una adaptación para guitarra de la Pavana para una infanta difunta de Ravel (versioneada curiosamente aquí hace unos meses).

¿Y qué es lo que me gusta de él? Pues la manera que tienen de afrontar los problemas sus personajes. Porque, en general, se trata de gente honrada y honesta, con un marcado sentido del deber y responsable hasta el final (de manera consciente o no) de sus actos. Y no estamos hablando de figuras bobaliconas, aburridas, vacías. Página a página vemos desfilar jóvenes perdidos que buscan su lugar (y el amor) en el mundo, hombres con capacidad para hablar con gatos, suicidas, hermafroditas, mujeres que viven en el pasado y en los sueños de los demás…

Capacidad infinita de amor, de pasión, de erotismo, de sueños. Eso desprenden estos dos libros: vida vida vida.

venecia de noche

He vuelto a estar allí y es una auténtica maravilla, sobre todo de madrugada con las calles completamente vacías…

Y aprovecho que he captado la atención para dejar una nueva canción…

Pulsa aquí si la quieres bajar