la posibilidad de una isla

Durante la primera parte de tu vida, no te das cuenta de tu felicidad hasta que la has perdido. Luego llega una edad, una segunda edad, en que sabes, en cuanto empiezas a vivir algo feliz, que acabarás perdiéndolo. Cuando conocí a Belle, comprendí que acababa de entrar en esa segunda edad. También comprendí que no había llegado todavía a la tercera, la de la auténtica vejez, cuando el hecho de prever la pérdida de la felicidad impide incluso llegar a sentirla.

La posibilidad de una isla – del polémico…Michel Houllebecq

threadless

Ahora que se acerca el veranito he aprovechado para comprar unas cuantas camisetas en Threadless. ¿Que cómo he encontrado la tienda? Pues gracias a esta fantástica recopilación que han hecho en LaMatePorunYogur.

Por cierto: en Threadless se pueden votar los diseños que envían los internautas. Y aquellos que reciban más votos acaban imprimiéndose. Tras un rato buscando ratoncitos me he topado con este diseño. Y es que por muchas trampas que nos tiendan… ¡siempre acabaremos llevándonos el queso!

adiós, al colegio adiós

Ayer, antes de acostarme asomé la cabeza por la ventana. Había unas cuantas gaviotas volando por encima de los tejados y hacía un poco de frío. Empecé a cerrar la ventana y en ese momento escuché voces jóvenes cantando. Al principio no entendía lo que decían, pero sí reconocí la melodía de Go West. Conforme se acercaban a mi casa pude distinguir la letra:

Adiós, al colegio adiós…
Adiós, al colegio adiós…

Claro, un 22 de mayo… tienen 17 años y han terminado el colegio para siempre. Intenté recordar aquel día en mi vida y mis sueños de entonces. Me propuse encontrar sólo una cosa que fuese completamente diferente a aquella época y otra completamente igual. Ya en la cama, empecé a dar vueltas y más vueltas a este y muchos otros temas. Al final, después de más de una hora pensando, me quedé dormido. Y, cómo no, volví a soñar con olas gigantes.

¡Con lo bien que dormía yo cuando tenía 17 años!

zeus y los toros

Un gigante le reprocha a Zeus que le colocase al toro los cuernos no en la parte más robusta de su cuerpo, el pecho, sino en la frente. A lo que Zeus replica:

– Pretendes corregirme tú, que ni siquiera sabías lo que era un toro antes de que yo lo crease.

Pasados los setenta – Ernst Jünger