el joven poeta

Un día vino a verme un joven poeta, uno de esos que viene a verme todos los días… Tras los cumplidos habituales sobre mi ingenio, mi agudeza, mi buen gusto, mi bondad, y otras adulaciones de las que no creo una sola palabra, por mucho que ya haga más de veinte años que me las repiten y, a lo mejor, de buena fe, el joven poeta saca un papel del bolsillo: son unos versos, me dice. -¡Versos! – Sí, señor, sobre los cuales espero tengáis la bondad de darme vuestra opinión. – ¿Os gustaría oír la verdad? – Sí, señor, y os la pido. – Pues la sabréis. -¡Vaya! ¿Sois tan tonto como para creer que un poeta va a visitaros buscando la verdad? -Sí. – ¿Y tan tonto como para decírsela? – ¡Sin duda! – ¿Sin subterfugios? – Indudablemente: el subterfugio más sutil no es más que una grosera ofensa: fielmente interpretado significaría: sois un mal poeta, pero como no os veo suficientemente fuerte para soportar la verdad, sois además un enclenque. – ¿Y siempre os ha dado buen resultado tanta sinceridad? – Casi siempre… Leo los versos del joven poeta, y le digo: Vuestros versos me demuestran que no sólo sois un mal poeta, sino que jamás lo seréis mejor. – Preciso será entonces que siga haciendo malos versos; porque no puedo dejar de escribir. -¡Qué terrible maldición! ¿Os hacéis cargo del envilecimiento en el que caeréis? Ni los dioses, ni los hombres, ni las columnas han perdonado la mediocridad de los poetas: lo dice Horacio. – Lo sé. ¿Sois rico? – No. ¿Sois pobre? – Muy pobre. – Vais a añadir a la pobreza la ridiculez del poetastro; malgastaréis vuestra vida, llegaréis a viejo: viejo, pobre y mal poeta, ¡ah, señor!, ¡qué triste papel! – Me lo imagino, pero me siento arrastrado a pesar mío… Jaques hubiera dicho: está escrito allá arriba. -¿Tenéis padre? – Sí. – ¿Cuál es su condición? – Es joyero. – ¿Os ayudaría? – Quizá. -¡Bien! Id a ver a vuestro padre, proponedle que os adelante un crédito en joyas. Tomad un barco para Pondichéry; durante el viaje escribid malos versos; una vez allí hacéis fortuna. Cuando seáis rico, volvéis y escribís todos los versos que os plazca, siempre que no los deis a imprimir, ya que no está bien arruinar a nadie… Doce años después de darle este consejo, el joven poeta volvió a visitarme; cuando compareció ante mí, no le reconocí. -Soy aquel que enviasteis a Pondichéry, me dijo. – Allí me fui, amasé unos cien mil francos. He vuelto; estoy escribiendo versos nuevamente, y os los traigo para que los juzguéis… ¿Siguen siendo malos? – Sí, pero como vuestra vida está solucionada, os permito que continuéis escribiendo…

Jaques el fatalistaDenis Diderot

biblioteca quemada

A Jean Baptiste Henri de Valincourt se le había quemado la biblioteca. Al decirle Racine que lo sentía le responde:

«Si mis libros no me hubieran enseñado a prescindir de ellos, no me habrían servido de nada»

hou se of_cards

Radiohead me sorprende por su capacidad de innovación y por crear auténticos clásicos día tras día. Os cuelgo el espectacular vídeo que han hecho para su tema house of cards

Aquí indican cómo hicieron el vídeo y en este enlace se puede manejar la información en tiempo real para crear nuestras versiones particulares del videoclip

nao senlleira

Un amigo me acaba de pasar la dirección de este disco que ha subido un conocido suyo en Jamendo. Sólo os pido que os toméis la molestia de escuchar la melodía Estudio 0. Después de hacerlo estoy seguro que la molestia se convertirá en un gran placer y querréis seguir escuchando todo el disco hasta el final. Este tipo de regalos son los que a mí me alegran un día…

Podéis bajarlo en este enlace.

  

Dietrich Fischer-Dieskau y Gerald Moore

En la entrada anterior mencioné un lied de Schubert interpretado por Pears y Britten. La verdad es que no he escuchado demasiado a Pears, pero a primera vista (y a riesgo de equivocarme), creo que prefiero las interpretaciones que hace Dieskau junto a Gerald Moore. La grabación que tienen los dos juntos de La bella molinera en EMI Classics es una joya muy asequible (sólo 10 euros).

Dejo aquí un lied llamado Im Frühling. Es increíble el control que tiene Dieskau de su voz tanto en dicción como en entonación y volumen.

la saraghina

Ayer subí un vídeo de Amy Winehouse. La verdad es que si nos fijamos un poco en su peinado, se parece mucho a… ¡la Saraghina! Para aquellos que no sepan a quién me refiero, aquí dejo unas imágenes de Saraghina bailando una melodía de Nino Rota.

aguardiente swing

Ayer fuimos al Jazz Filloa a escuchar a los Aguardiente Swing. Es la segunda vez que los veo (la primera en Jazz As Vides) y he vuelto a quedar encantado. Me asombra el estilo y técnica de los dos guitarristas, cada uno diferente y ambos complementarios entre sí. Por debajo, tenemos el trepidante y elegante contrabajo y por encima la modulada y educadísima voz del cantante. Y como no soy muy bueno con los adjetivos recomiendo verlos en directo. Así podréis escuchar canciones como But not for me, Caravan, It don’t mean a thing, The best is yet to come, Bésame mucho (al estilo Oscar Alemán)…

El mejor resumen que se puede dar del concierto es la sonrisa de felicidad y alegría con la que salió todo el mundo de la sala. Eso sí que es un regalo. ¡¡¡Gracias genios!!!

Y aquí os dejo una versión que sólo unos locos del SWING pueden idear y con la que nos sorprendieron ayer…

fatata te miti

Subo una nueva canción con tonos isleños, sonidos marítimos y deseos de futuro. Espero que os guste: yo me lo he pasado como un canijo al hacerla.

Y pulsa aquí si te la quieres bajar. Por cierto, el título viene de este cuadro

Hugh Ferriss

ferriss

Gracias a Microsiervos me encuentro con esta página en la que se muestran los diseños que Hugh Ferriss hizo en 1929 para su obra «The Metropolis of Tomorrow». Al parecer sus dibujos nunca se llevaron a la práctica pero influyeron a un gran número de arquitectos posteriores.

No sé si me gustan tanto por su estética o porque me recuerdan la primera vez que me topé con imágenes parecidas: era canijo y echaban el vídeo de Radio Ga Ga en la tele. Embobado me quedé viendo el hormigueo de la fantástica ciudad…

milagros, recuerdos, sueños

Todo lo sagrado tiene la sustancia de los sueños y los recuerdos, y así experimentamos el milagro de que lo que está separado de nosotros por el tiempo o la distancia se haga repentinamente tangible. Los sueños, los recuerdos, los sagrado, todo es semejante en cuanto que está más allá de nuestro alcance. Una vez que nos separamos de lo que podemos tocar, ese objeto se santifica, adquiere la belleza de lo inalcanzable, la cualidad de milagroso. Todo tiene esa cualidad, pero nosotros podemos profanarlo tocándolo. ¡Qué extraño es el hombre! Su contacto mancha y, sin embargo, él es la fuente de los milagros

Noche de primavera – Yukio Mishima

glósóli

Videoclip rodado en Islandia y muy adecuado para acompañar la inclasificable música de Sigur Rós. Comparte cualidades con ciertos sueños recurrentes. Hermoso final: ¿saltará?, ¿no saltará?…

símbolos

El pasado lunes aproveché para visitar Pontevedra y pasear un poco. No conozco mucho la ciudad y tras unas cuantas vueltas me encontré ante el escaparate de la librería Michelena. Al mirar hacia el estrecho interior recordé que ya había estado allí en otra ocasión. Así que entré y empecé a curiosear las estanterías llenas de libros de cine, música, literatura, ediciones extrañas… el sueño de cualquier ratón de biblioteca.

No sé cómo, acabé en el final del pasillo frente a un mueble en el cual se apilaban libros de arte y arquitectura. Uno de ellos me llamó la atención: se llamaba Los tesoros de Venecia de Antonio Manno. Comencé a hojearlo y creo que es el complemento ideal para visitar la ciudad. Todos esos detalles pequeños, esas connotaciones perdidas que se nos escapan al visitar una ciudad de manera superficial. Por no hablar de los cuadros: muchas veces me sentía triste por no conocer los símbolos asociados a las pinturas. Ya sea de mitología clásica o historia de santos.

Casualmente levanté la vista y me topé con el Diccionario de símbolos de Juan Eduardo Cirlot, un libro que podría ayudarme con ese vacío. Siempre le he tenido ganas y en esta ocasión decidí que me lo llevaría puesto. De noche, repasando las páginas como un niño pequeño (fijándome en los dibujos, vamos) pude leer lo siguiente…

«Fonético: Y la palabra, que es fundamentalmente un fenómeno acústico, tiene más valor como sonido que como expresión de una idea, ya que el sonido contenido en ella y que de ella emana en determinadas vibraciones es la modulación del hálito cósmico; pronunciar en el justo modo una palabra sintonizándola, por así decirlo, con los diversos ritmos del cosmos, significa restituirle su elemental poder. En la tradición hindú se alude con frecuencia al sentido concreto de letras (como sonidos) y sílabas o palabras. Al examinar el sentido de las veces Makara y Kumara defínese la significación concreta de cada sonido (la R es la onomatopeya del trueno, simboliza el poder creador; ppo eso la mayoría de los verbos incluyen esta letra en casi todos los idiomas. Ma, alude a la materia, etc). En la sílaba Om (Aum) los hindúes y tibetanos ven concentrada toda la esencia universal (A, principio; U, transición; M, final, sueño profundo). Esta creencia mística en el poder fonético per se llevó a los gnósticos y creyentes de Mitra a la inclusión de pasajes carentes de sentido literal en sus fragmentos rituales y recitados, suerte de música simbólica actuante sólo por el poder del sentido de lo fonético.»

Por cierto, que como buen egocéntrico que soy, busqué ratón y tenemos una pequeña mención:

«El ratón, en simbolismo medieval, es asimilado al demonio. Se le superpone significado fálico, pero en su aspecto peligroso y repugnante».

Sin comentarios…

haruki murakami

Supongo que llego tarde, pero no puedo evitar escribir una entrada para recomendar los libros de Haruki Murakami. Comencé a leer «Kafka en la orilla» y desde el primer capítulo supe que me encontraba ante algo muy especial. Y quizás leer no es la palabra correcta: devoré las páginas del libro de una manera compulsiva. Después vino «Tokio blues» (lo terminé ayer) y ya estoy pensando en continuar con más obras. Tal y como comenta Rodrigo Fresán en una contraportada «su modo de narrar tiene algo de hipnótico y opiáceo». Además sus libros nos hablan de otros libros ya que sus personajes suelen ser bastante aficionados a la literatura y a la música. Al parecer Haruki regentó durante ocho años un bar de jazz en Tokio y en sus novelas encontramos referencias que van desde los Beatles, a Beethoven pasando por Miles Davis o Jobim. Incluso me encontré con una figura que toca una adaptación para guitarra de la Pavana para una infanta difunta de Ravel (versioneada curiosamente aquí hace unos meses).

¿Y qué es lo que me gusta de él? Pues la manera que tienen de afrontar los problemas sus personajes. Porque, en general, se trata de gente honrada y honesta, con un marcado sentido del deber y responsable hasta el final (de manera consciente o no) de sus actos. Y no estamos hablando de figuras bobaliconas, aburridas, vacías. Página a página vemos desfilar jóvenes perdidos que buscan su lugar (y el amor) en el mundo, hombres con capacidad para hablar con gatos, suicidas, hermafroditas, mujeres que viven en el pasado y en los sueños de los demás…

Capacidad infinita de amor, de pasión, de erotismo, de sueños. Eso desprenden estos dos libros: vida vida vida.

venecia de noche

He vuelto a estar allí y es una auténtica maravilla, sobre todo de madrugada con las calles completamente vacías…

Y aprovecho que he captado la atención para dejar una nueva canción…

Pulsa aquí si la quieres bajar

huecos

Sólo que yo estoy más que harto de la gente sin imaginación. De ese tipo de gente que T.S. Eliot llama «hombres huecos». Personas que suplen su falta de imaginación, esa parte vacía, con filfa insensible y que van por el mundo sin percatarse de ello. Personas que intentan imponer a la fuerza a los demás esa insensibilidad soltando, una tras otra, palabras huecas.

Sujetos estrechos de miras, intolerantes y sin imaginación. Tesis desconectadas de la realidad, terminología vacía, ideales usurpados, sistemas inflexibles. Son estas cosas las que a mí, realmente, me dan miedo Son estas cosas las que yo temo y odio con todo mi corazón. Es importante saber qué es importante y qué no lo es, por supuesto. Sin embargo, los errores de juicio personales pueden corregirse la mayoría de los casos. Si uno tiene la valentía de reconocer su error, las cosas, generalmente, se pueden arreglar. Pero la estrechez de miras y la intolerancia de la gente sin imaginación son igual que parásitos. Provocan cambios en el cuerpo que les acoge y, mudando de forma, se reproducen hasta el infinito. Y eso no hay manera de detenerlo. Y yo, semejantes sujetos, no quiero que entren aquí. -Ôshima señala las estanterías con la punta del lápiz. Se refería, por supuesto, a la totalidad de la biblioteca-. Yo no puedo tomarme a risa a gente como ésa.

Haruki Murakami – Kafka en la orilla

la próxima vez que escuches a Borodin…

La próxima vez que escuches a Borodin de Charles Bukowski

La próxima vez que escuches a Borodin
recuerda que sólo era un químico
que escribía música para relajarse,
su casa estaba llena de gente:
estudiantes, artistas, borrachos, vagabundos,
y él nunca sabía cómo decir:no.
la próxima vez que escuches a Borodin
recuerda que su esposa usaba sus composiciones
para forrar la caja del gato
o para cubrir jarras de leche agria;
ella tenía asma e insomnio
y lo alimentaba con huevos hervidos
y cuando él quería taparse la cabeza
para acallar los sonidos de la casa
ella sólo le permitía usar la sábana,
además, siempre había alguien en la cama de él
(dormían separados, cuando dormían)
y como todas las sillas solían estar ocupadas
a menudo dormía en la escalera
envuelto en un viejo chal
ella le decía cuándo cortarse las uñas,
no cantar, o silbar, o poner demasiado
limón en el té, o apretarlo con una cucharilla
Sinfonía n° 2 en Si menor.
Príncipe Igor
En las Estepas de Asia Central
él sólo podía dormir poniéndose un
pedazo de trapo oscuro sobre los ojos
en 1887 concurrió a un baile
en la Academia de Medicina
vestido con el traje de fiesta nacional
al final, parecía excepcionalmente alegre
y cuando cayó al piso
creyeron que se hacía el payaso.
la próxima vez que escuches a Borodin,
recuerda…